Leí en este periódico, que hay casi cinco mil expedientes a menores por agredir a sus padres, y que la cifra va en aumento.
Lo siento de veras por los padres, pero muchísimo también por estos jovencitos que demuestran ser muy desgraciados. Cuando los niños en casa tienen unos padres que se aman y respetan entre sí, que son afectuosos con ellos, que se interesan por sus cosas, que les ayudan en lo que pueden, que hablan con ellos que no les alejan de Dios, no es tan fácil que esto suceda porque los niños viven y copian lo que ven a su alrededor.
Tengo familiares y amigos que han formado familias ejemplares, y los hijos son tan dulces y afectuosos que no me canso de estar con ellos.
También sé de un niño que ya no puede ser peor mal hablado y guerrero, pero el otro día contó a su profesora que su padre a media noche estaba tan furioso que empezó a dar porrazos a la tele hasta destrozarla porque su equipo de futbol no había ganado.
Es cierto que de padres buenísimos han salido hijos malvados, pero no es lo más corriente. A Napoleón le preguntaron a que edad se había de empezar a educar a los hijos y él respondió: “Veinte años antes de que nazcan, educando a los padres.”
Mª Rosa Bonals (BARCELONA)
Deixa un comentari